El término Accionismo Vienés comprende un corto y polémico
movimiento artístico del siglo XX. Se trata de uno de los aportes más
inquietantes y radicales del arte de vanguardia y puede entenderse como una de
las consecuencias de los esfuerzos que los artistas de la década de 1960
llevaban a cabo para llevar el arte al terreno de la acción (Fluxus, Body Art,
etc.). Entre sus principales representantes se encuentran Günter Brus, Otto
Mühl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler, que desarrollaron la mayor parte
de sus actividades accionistas desde 1960 a 1971.
El accionismo vienés nunca existió como grupo. Simplemente,
un buen número de artistas reaccionaron contra la situación en la que el arte y
ellos mismos se encontraban, con la casualidad de que todo ello sucedió en la
misma época y tuvo similares significados y resultados.
De estas palabras se deduce que, al contrario de muchos de
los movimientos vanguardistas del siglo XX, el accionismo vienés nunca tuvo una
definición ni una guía referencial clara.
Desde el comienzo de los tiempos, el cuerpo humano ha desempeñado un papel fundamental en la Historia del Arte. Pero en el siempre particular y subjetivo devenir de nuestra fisicidad, el siglo XX supuso un cambio definitivo tras el que nada volvería a ser igual; nuestro cuerpo, tras diversas conquistas previas, pasaba de ser el objeto de la representación a convertirse en presencia viva y soporte de la creación. Esta es la historia de los principales textos que analizan e interpretan el empleo del cuerpo en el arte contemporáneo.
Piero Manzoni, “Mierda de artista” , 1961
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